domingo, 15 de marzo de 2009

Nada que perder

Y, cuando no tienes nada que perder, ¿por qué tener miedo a decir lo que piensas?
¿Cómo afrontar los retos, si el resultado no importa?
¿Por qué seguir fingiendo, si las apariencias dan igual?
Cuando no tienes nada que perder ya no hay miedos, sólo silencio; no hay retos, sino oportunidades; no hay un mal camino, no hay una respuesta incorrecta, porque, hagamos lo que hagamos, ya hemos tocado fondo. Ahora sólo nos queda subir.

Si, es cierto, podemos olvidarnos del mundo y tirar todo por la borda. Pero no podemos perder la esperanza y la fe en nosotros mismos. Porque lo mejor de no tener nada que perder es que tienes todo por ganar.

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