viernes, 17 de mayo de 2013

Para cuando llegue la tormenta

Lo mejor de los días de lluvia es que nadie te dice nada si eliges quedarte en casa. Puedes subir las persianas, abrir las cortinas y hacerlo todo con la lluvia de fondo.
Si tienes suerte, se puede formar una tormenta gigante, de las que oscurece el cielo y llena el aire de truenos y humedad. Así, lo único que apetece es coger una postura adecuada (adecuada a la situación, no a los cánones de tu madre de "espalda recta, pecho fuera"), echar mano de una manta (si la temperatura lo requiere), ponerse un pijama cómodo y viejo (esto último es opcional), y disfrutar.
Se puede disfrutar con un buen libro, que nos mantenga atentos a cada párrafo, con una película de amor de las que nos hacen abrazar el cojín (importante, puede que necesitemos un cojín tamaño abrazo) o con una una serie de esas que nos hacen reír y llorar al mismo tiempo (es importante tener en cuenta que los días de lluvia la lágrima asoma más fácilmente, pero esto no tiene por qué ser malo). 
Lo importante, elijamos lo que elijamos, es relajase y desahogarse, que el cuerpo descanse. Y, si buscas un plus de confort, prueba a acompañarlo todo de una taza caliente de té, el que más te guste. Es importante que sea una taza y no un vaso porque, por un lado, evitarás quemarte y, por otro, porque pocas cosas producen una placentera sensación de hogar y calor como la que produce la imagen de una bonita y humeante taza.

Oyes llover, apagas las luces, subes la manta. Ya está aquí la tormenta.