lunes, 31 de agosto de 2009

Pon una Celia en tu vida

-Después de estar todo el verano viendo Las Chicas Gilmore y de empezar con How I met your mother, tengo que decir que quiero ser como Lorelai. Y que Barney es Dios. Y que quiero un hombre como Ted.
-Tía ¿por qué no naciste hombre? Porque después de lo que has dicho te juro que me casaría contigo y todo.



Dialogo 100% real.

domingo, 16 de agosto de 2009

-Entonces, ¿te lo estás pasando bien?
-Si, pero te echo de menos.
-Yo a ti también, pero sólo nos quedan tres días para vernos.
-Menos, nos quedan 57 horas.
-¡Madre mía! ¿Las has contado?
-Llevo contando desde que te fuiste.

domingo, 2 de agosto de 2009

Lo que sé de Julieta

Al entrar en casa se encontró a Julieta en el salón, con una gran maleta. La miró sin poder creérselo, ¿qué narices estaba pasando?

-¿Se puede saber que haces?

Julieta le miró a los ojos. No esperaba verle, pero ahí estaba, y ahora tenía que afrontarlo. Estaba guapísimo, y le miraba con esos ojos verdes que la habían conquistado hacía unas semanas. Pensó que lo mejor era atajar e ir al grano.

-Me has enseñado tanto, ¡tanto! He aprendido en 3 semanas más que en casi toda mi vida. Y por eso no puedo pedirte más. Y sé que eso te alivia. Ambos sabemos que no funcionaría, que yo me volvería loca pensando a cada minuto lo que estarías haciendo y tú pasarías la mayoría del tiempo intentando ser alguien que no eres. A veces es mejor que quede un buen sabor de boca, que hayamos disfrutado un poco del pastel antes de haber podido empacharnos. No tienes que decir nada, no quiero saber lo que piensas. Porque, si estás como yo, me sentiré fatal al irme. Pero será peor si no lo estás, porque sólo habré hecho el ridículo. Así que dejémoslo en un simple “adiós”. Un “hasta luego”, si prefieres. No voy a hacer una escena, sé donde está la puerta.

Cogió sus cosas y se dirigió corriendo a la puerta, pero algo al detuvo. Él la detuvo.

-No. No voy a despedirme de ti, porque la sólo idea de no volver a verte me mata. Puede que tengas razón, que todo lo que hayas dicho sea cierto. ¿Y qué? ¿Vamos a dejar de intentarlo por el hecho de que no tiene buena pinta? La Julieta que yo conozco no es así, la Julieta que conocí en aquel café se arriesga y se juega por lo que quiere.
-Tú no conoces a la verdadera Julieta. No me conoces.
-¿Eso crees? Bueno, quizás es cierto, no te conozco del todo. Pero sé algunas cosas sobre ti. Sé que te gusta el helado de limón, pero que siempre lo pides del sabor que está sin estrenar, para que no haya ninguno intacto en el escaparate. Que odias el calor, y que siempre tienes los pies fríos. Sé que haces fotos a las cosa cuando crees que nadie te mira, a cosas insignificantes, como estanterías vacías o bolis tirados por una mesa, porque en realidad estás haciendo la foto de un momento concreto, o eso crees tú. Sé que te gusta acostarte tarde y quedarte en la cama hasta la hora de comer; que ordenas tus cd’s por orden alfabético y los libros por el orden en que te los has leído. Sé que te gusta salir de noche, que nunca vistes de rosa y que, aunque te las das de chica culta y moderna, tus películas favoritas son las comedias románticas tontas. Y sé que no quieres salir por esa puerta, que no quieres irte. Sé que quieres luchar por esto, sé que quieres quedarte conmigo. El problema es que eres tú la que no sabe todo eso, o crees no saberlo. Pero, dentro de ti, sabes que me quieres, como yo lo sé y como yo te quiero. Y si algo de todo lo que he dicho es mentira, entonces sí, vete. Pero sabrás que cometerás un error.

Julieta se mantuvo inmóvil, frente a la puerta. Le daba la espalda, así que él no podía ver esa lágrima que le asomaba por el ojo. Soltó la maleta, se dio media vuelta y le miró. Le pareció mucho más guapo que hacía tan sólo un minuto, por imposible que eso fuera.

-Creo que sólo puedo igualar semejante discurso con esto.

Y corrió hacia él y le besó. Le dio el primero de muchos besos, de muchas tardes y de muchos más secretos y risas que relataban una gran lucha por salir adelante. Una lucha que quién sabe si ganarán. Lo importante es que, cada mañana, siguen creyendo y siguen luchando.