domingo, 31 de enero de 2010

Plumas de mil colores

Pablo tiene el pelo muy rubio y la cabeza llena de pájaros. Le gusta crear ideas absurdas, alocadas y divertidas y darles alas de todos los colores. Aunque, en realidad, él nunca deja volar su imaginación, nunca deja que los pájaros vuelen más allá de su cabeza.
Nuria tiene la cara llena de pecas y en su cabeza ya no quedan pájaros. Cuando se le ocurre alguna idea descabellada la lleva a cabo, la grita a los cuatro vientos, la deja en libertad para que pueda volar a cualquier rincón del mundo.

Pablo y Nuria quedan todos los martes enfrente de su portal para tomar un helado. Él siempre se pide un cucurucho de chocolate, mientras que Nuria cada día se pide un sabor y un tipo diferente. Y así, con un helado de por medio, hablan de cómo les ha ido la semana. Además, todos los martes Pablo lleva un pájaro nuevo para compartir y regalarle a Nuria. Se los lleva de todo tipo: historias de viajes imposibles, secretos que se guardan debajo de la cama, cuentos que ocurren en lugares muy lejanos o tipos de helado que sólo se pueden saborear con la imaginación. Nuria le escucha encantada y fascinada, y se lleva cada martes su nuevo pájaro a casa. El problema es que Nuria no puede mantener su jaula cerrada, y antes de que se vuelvan a ver ya le ha dejado volar, haciendo realidad lo imposible y haciendo que los vergonzosos secretos no parezcan tan terribles. Fue ella la que le llevó un fin de semana de viaje a la tierra de las montañas de chocolate, donde los ríos son de leche y los volcanes escupen caramelo, y la que le consiguió la dirección de la librería de cuentos de dragones más grande del mundo. Le consiguió una cita con una verdadera madrastra de cuento, fueron juntos a clases para aprender el idioma de las hormigas y le regaló por su cumpleaños una manta de conchas de playa. Incluso, una vez, consiguió llevarle en un tarro polvo dorado de hada para cuando quisiera volar.

El único pájaro que Pablo aún no le ha enseñado a Nuria es uno rojo, brillante, con plumas de colores al final de las alas y cola larga y dorada, como un ave fénix. Es ese que habla del amor por Nuria, de cómo le encanta como se le mancha la nariz de helado o como le mira con esos ojos azules cada vez que él le cuenta una historia. A Pablo le da miedo que a Nuria no le gusten lo pájaros rojos, se enfade con él y ya no quiera volver a verle ningún martes para comer helado o no quiera volver a luchar contra los piratas el último sábado de cada mes.

Un martes Nuria llega con algo enorme entre las manos cubierto con una tela azul marino llena de estrellas. Lo deja encima de su mesa de la heladería y espera impaciente a que Pablo aparezca por la puerta.
-¿Y eso tan grande?
-Es para ti. Es un regalo.
-¿Un regalo?
-Si. He encontrado algo aún mejor que las palomas mensajeras, además es más bonito. Así nos comunicaremos de forma más rápida cuando me quieras mandar un mensaje desde tu guarida.
Y entonces retira la tela estrellada y deja al descubierto una enorme jaula dorada donde hay un precioso pájaro rojo, con plumas de colores en las alas y una larga y azulada cola. Pablo lo mira sin poder creérselo.
-¿A ti… a ti te gustan los pájaros rojos?
Nuria está jugueteando con el ave, dándole pipas a través de los barrotes.
-Son mis favoritos. ¿A ti no te gustan?

Pablo siente una alegría por dentro tan inmensa que por fuera le sale la sonrisa más grande que jamás había tenido.
-A mi también. De hecho, el pájaro que hoy traigo para ti se parece mucho, mucho a ese.

martes, 26 de enero de 2010

Historias de biblioteca

Te das cuenta de que han llegado los examenes cuando empiezas a ver a gente a la que solo ves en la biblioteca.
Y empiezas a darte cuenta de que te haces mayor cuando ya no ves a la gente de la biblioteca porque se han graduado.
Ay,como pasa el tiempo...

miércoles, 20 de enero de 2010

Premios y noticias

Bueno bueno bueno!!estoy emocionadisima porque ma han concedido un premio por partida doble!!!=)Y me hace ilusión por las dos partes,que quede claro,eh?


El caso,he recibido el premio de princesita(como bien se ve en la foto) y procedo con el ritual que ello conlleva.
1. Dar las gracias a quien me lo ha otorgado: Gracias chicas!!!Sois geniales las dos,me haceis ponerme colorada de pensarlo!!
2. Nombrar a un autor que te encante: Cecelia Ahern
3. Nombrar un autor que destaques: Laura Gallego
4. Un libro que te encante: La Sombra del Viento
5. Qué te emociona siempre: Una historia con final feliz (las de final infeliz no emocionan,te ponen triste)
6. Algo que odias: La falta de sentido del humor y sentirme impotente ante algo.
7. Pasarlo a siete blogs:
Dextrocardiaco , por sus reflexiones;
mariajo , por sus relatos con corazón;
looking like a superstar , por alegrarme la vista;
Retazos de sueños , por alegrarme el corazón;
la señorita Isa , a pesar de su ausencia, porque me encantaba cuando el blog estaba "vivo";
sobre la linea de puntos , porque me encanta como la señorita *aidanone ha reunido en un solo blog tanto talento;
the blue room , por inspirarme para crear uno nuevo.
Y esa es la parte de la noticia. Un monton de fotos a la derecha de la pagina se me han quedado cortas para poner todos los momentos,citas y peliculas que me inspiran al escribir. He creado un nuevo blog que aun está en construccion, predonad que la pagina esté algo vacia y en obras,ok?
Solo lo digo por si quereis echar un ojo...o no,que nadie os obliga!!
En fin,muchas gracias por el premio y por el tiempo.
Y suerte en los examenes a quien le toque!

jueves, 14 de enero de 2010

Optimismo

-¿Crees que si cierro mucho los ojos desaparecerá todo lo malo?
-No. Pero creo que si los abres bien podrás ver todo lo bueno.

domingo, 10 de enero de 2010

Enredada en tus pestañas

¿Te lo han dicho alguna vez? Tienes unos ojos preciosos. No se por qué, pero me fascinan.
A pesar de ser quien eres, a pesar de ser como eres, tienes la mirada más dulce y traviesa que he visto jamás. Creo que tiene que ver con como arqueas esas enormes cejas oscuras cuando hablas. Las levantas, y me miras, y me haces mucha gracia porque esas cejas no te pegan, son demasiado grandes, demasiado prominentes para tu carita huesuda y demasiado morenas para tu piel pálida. Y aún así te quedan bien.
O tal vez sean esas pequeñas pecas, cada vez más invisibles, que hay en lo alto de tus pómulos. Cuando sonríes y tus ojos se achinan se juntan todas al final de tu sonrisa, y me encanta.
Estoy casi convencida de que tus pestañas tienen mucho que ver. Deben de ser las pestañas más largas del mundo. Me pasaría la tarde viéndote parpadear como lo haces, de forma casual, sin ser consciente del efecto que tiene cada parpadeo en mí, sin saber que cuando te miro al hablar en realidad me cuesta mucho concentrarme porque me quedo absorta mirando los cientos de pestañas que me saludan desde tus ojillos marrones.
Aunque, posiblemente, lo que más me guste de tu mirada sea como me miras cuando me río. Tú dices tonterías y yo me río a carcajadas, carcajadas sinceras, porque siempre tienes un comentario ingenioso que hacer, y después me miras agradecido, como si en realidad no fuera tan gracioso pero yo fuera de risa fácil. Me gusta cuando intentas hacerte el interesante, entrecerrando los ojos y juntando las cejas, para que yo crea que he dicho algo sin sentido y me sienta intimidada, cosa que consigues aunque yo intente disimularlo. Me encanta cuando, desde tus ojos de niño, me miras y yo busco mil significados en esa mirada, aunque no sepa siquiera por qué me estás mirando. Me basta con saber que no sólo me miras, también me ves.

No se si te lo han dicho alguna vez, pero tienes una mirada fascinante…

viernes, 1 de enero de 2010

8 Pisos

Gonzalo llega empapado al portal y entra corriendo. En el vestíbulo, junto al ascensor, está Claudia, que le saluda con un formal “buenas tardes”, como si no se conocieran de nada. Como respuesta Gonzalo levanta la barbilla y sonríe, como si se conocieran de siempre. En realidad es más o menos así. Claudia y Gonzalo son vecinos desde que ella se mudó con sus padres al piso de debajo del de él a los 9 años. Desde entonces se encuentran al ir a clase, al volver, al salir los viernes… Y no pasan del “buenas tardes” de rigor.
El ascensor llega y Gonzalo sujeta la puerta invitando a Claudia a entrar. Ella pasa delante suyo y se vuelve para preguntarle “octavo, ¿verdad?”. Como si no lo supiera, piensa Claudia. Él, por toda respuesta, le sonríe una vez más y cierra el ascensor. Es el minuto y medio mas largo del día, 8 pisos eternos… y maravillosos.

Primera planta. Ambos miran al suelo para que sus miradas no coincidan. Claudia se fija en las Converse rojas empapadas de Gonzalo y se ríe al recordar aquella vez que subieron juntos después de la gran nevada y él iba calado hasta los huesos y llevaba nieve por todo su pelo negro.

Segunda planta. Gonzalo empieza a frotarse los dedos con la uña del pulgar. Es lo que hace cuando está nervioso. Entonces se fija en la mano de Claudia: una mano con dedos finos y unas bonitas y cuidadas uñas pintadas de marrón. Le gustan las uñas marrones, le recuerdan al chocolate. Por un momento se pregunta si Claudia sabrá a chocolate. Pero intenta apartar rápidamente esos pensamientos de su cabeza aunque, sin darse cuenta, sonríe.

Tercera planta. Claudia levanta la cabeza y se encuentra con la sonrisa de Gonzalo. Le sonríe de vuelta, de una forma cordial y cálida al mismo tiempo. No se había fijado nunca, pero le gusta su sonrisa. Siempre ha pensado que debajo de esos grandes hombros y ese acento castizo hay un chico dulce, pero nunca se ha atrevido a comprobarlo. Tal vez debería decirle algo…

Cuarta planta. Gonzalo sigue mirando a Claudia. Al sonreír parece un ángel. La recuerda el día que se mudó, que apareció en el portal con su pelo castaño recogido en dos trenzas larguísimas… Ahora no quedaba rastro de esas trenzas, pero aún así estaba guapísima con la melena revuelta y empapada por la lluvia. Le dieron ganas de alargar la mano y retirarle un mechón de la cara, pero se contuvo.

Quinta planta. “Menuda está cayendo, ¿eh?”, suelta de pronto Claudia en voz alta. E, inmediatamente después, se siente totalmente estúpida. “Si… una buena. Así vengo yo…” Y, mientras lo dice, Gonzalo se sacude la cabeza y la salpica. Claudia sonríe y nota como, al hacerlo, a Gonzalo le brillan los ojos de forma especial. O eso le ha parecido ver.

Sexta planta. Otro silencio incómodo. A Gonzalo le gustaría continuar la conversación, pero no se le ocurre nada inteligente que decir, bastante idiota ha parecido ya con el numerito de sacudirse el pelo como un perro. Mejor quedarse callado.

Séptima planta. Se abre la puerta y, lentamente, Claudia sale del ascensor. “Hasta luego” dice Gonzalo antes de que ella cierre la puerta, “y abrígate para la próxima, que no es época para ponerse enferma”. Claudia se gira y contesta “no te creas. Un par de días tirada en el sofá no hacen daño a nadie, ¿no? Hasta luego”. Y le dedica la mejor de sus sonrisas antes de cerrar el ascensor.

Octava planta. Gonzalo sale del ascensor y se pregunta por qué narices es tan retrasado, por qué lleva 10 años sin mantener una conversación con el ángel que vive en el piso de abajo. Lo que Gonzalo no sabe es que Claudia se pregunta lo mismo desde su séptimo cielo. Y puede que algún día lo consigan… pero esa ya es otra historia.