Claudia tiene un problema. Un problema de difícil solución, y que no sería un problema si no se lo planteara como tal, pero no puede evitarlo.
Claudia es de esa clase de personas que se enamora a la primera. No necesita una cena con velas, ni mil detalles románticos. Ni siquiera necesita que intenten conquistarla. Para ella el amor es blanco o negro. No conoce grados, ni fases, ni le suena el estar “empezando a sentir algo”. Claudia se enamora cuando la hacen reír. Cuando la miran con cariño. Y no se enamora de cualquier forma. Claudia se obsesiona, se le nubla el pensamiento y dedica las horas a pensar en esa persona. Da igual que le haya visto dos veces o treinta. Si ya se ha colgado, es tarde para intentar evitarlo.
A veces, la mayoría de ellas, el estado es sólo pasajero. Cuando el contacto no es muy frecuente, Claudia se olvida de su objetivo actual y se fija otro nuevo. Pero, cuando la persona siempre está presente, Claudia sabe que no tiene escapatoria, que sufrirá y se enamorará perdidamente, que perderá el norte y que hará un millón y medio de tonterías, estará horas con la mirada perdida y contestará muchísimos “nadas” cuando le pregunten qué le pasa.
Pero, al fin y al cabo, esa es Claudia. Una boba enamoradiza. Y la verdad, viendo como está el mundo, su mayor problema tampoco es tan grave. Es, más bien, preocupante.
Claudia es de esa clase de personas que se enamora a la primera. No necesita una cena con velas, ni mil detalles románticos. Ni siquiera necesita que intenten conquistarla. Para ella el amor es blanco o negro. No conoce grados, ni fases, ni le suena el estar “empezando a sentir algo”. Claudia se enamora cuando la hacen reír. Cuando la miran con cariño. Y no se enamora de cualquier forma. Claudia se obsesiona, se le nubla el pensamiento y dedica las horas a pensar en esa persona. Da igual que le haya visto dos veces o treinta. Si ya se ha colgado, es tarde para intentar evitarlo.
A veces, la mayoría de ellas, el estado es sólo pasajero. Cuando el contacto no es muy frecuente, Claudia se olvida de su objetivo actual y se fija otro nuevo. Pero, cuando la persona siempre está presente, Claudia sabe que no tiene escapatoria, que sufrirá y se enamorará perdidamente, que perderá el norte y que hará un millón y medio de tonterías, estará horas con la mirada perdida y contestará muchísimos “nadas” cuando le pregunten qué le pasa.
Pero, al fin y al cabo, esa es Claudia. Una boba enamoradiza. Y la verdad, viendo como está el mundo, su mayor problema tampoco es tan grave. Es, más bien, preocupante.
4 comentarios:
gracias ^^
el problema de Claudia es demasiado común...
si te sirve de consuelo, yo lo escribí pensando en quien no debía (ni me gustaría haber pensado)... estamos arregladas eh
Siembre es bueno un poco de amor en este mundo que no hace más que golpearnos las costillas :)
Querida Lu, que bonito escribes, me encanta. No permitas comentarios en tu blog de Manolo, ya sabes que los anonimos son de el y que tu tienes una opcion de aceptar o no sus comentarios. El esta resentido y ha tomado el arma de la venganza como camino, no le conducira a ningun sitio bueno. Esta lleno de rabia, de ira, y asi no se puede vivir, mas bien asi muere un poco cada dia. El no entiende lo que tu escribes porque no tiene sensibilidad ni la ha tenido nunca, jamas se hubiera interesado por el blog de una chica de 20 años a no ser que persiga la venganza. No le publiques mas cosas, dale a la P de papelera y envia sus mensajes a la basura. Mil besos cariño.
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