El cielo giraba en espiral mientras las estrellas caían
sobre ellos. Quizás era por la lluvia de meteoritos, o tal vez era sólo el
alcohol haciendo de las suyas, pero era todo un espectáculo. El césped estaba
húmedo, aunque era algo agradable a esas horas de la madrugada. Había gritos de
fondo, y aun así se podía sentir el silencio. Hasta que uno de ellos lo rompió.
-¿Alguna te arrepentiste de lo que pasó? –preguntó sin
apartar la vista del cielo. Sus manos casi se tocaban.- Bueno, más bien de lo que NO pasó.
-¿De aquello? Fue hace… ¿cuánto? ¿Ocho años? –sus ojos
estaban cerrados, intentando recordar el momento.
-Más o menos, sí.
Giró la cabeza y sus miradas se encontraron.
-Pues entonces llevo ocho años arrepintiéndome.
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