sábado, 11 de septiembre de 2010

Dejarse llevar

La risa contenida de Ana rompió el silencio nocturno. Se deshizo de la chaqueta y el bolso dejándolos tirados en la puerta del jardín y se dirigió a la piscina con la botella en la mano. Detrás iba Raúl, tan protector como siempre, que la observaba con una sonrisa en los labios mientras ella bailaba al son de su propio tarareo. Mientras le daba un trago a la botella, Ana se le quedó mirando. Estaba preciosa, con el pelo completamente suelto y un hombro al descubierto. Bajó la botella y se la acercó a Raúl.
-¿Qué pasa? ¿Quieres un trago?
Raúl cogió la botella mientras ella se limpiaba la boca con el brazo.
-Que femenina que eres a veces.- Añadió con sorna antes de beber.
Ana le hizo una mueca y se dio la vuelta para seguir bailando. Se movía con cierto estilo, a pesar del exceso de alcohol y del tamaño de sus tacones. De pronto se paró y miró a Raúl con mirada traviesa. Él se echó a temblar: conocía esa mirada.
-¿No te apetece darte un baño?
Lo veía venir.
-¿Ahora? ¿Con este fresco?- Raúl intentó alejarla del bordillo-Quita, quita, que ahora te mojas y te resfrías…
-Joder, que pesado te pones, sólo tú te preocupas por un resfriado en una situación así. Mira, -dijo señalando el centro de la piscina, donde se reflejaba una gran esfera blanca- hasta la Luna se está dando un bañito.
-A ver, Ana, siéntate aquí conmigo y relájate, que llevamos una noche fina los dos y lo único que nos falta es volver calados a casa.
-Pues precisamente por eso, estoy cansada de darle vueltas a la cabeza. Me apetece un baño, me lo doy. Así de simple.
Apuró lo que quedaba de la botella y se bajó de los tacones. Raúl empezó a dar la situación por perdida.
-Que sepas que yo no pienso meterme ahí.
-Ese es tu problema: que piensas demasiado las cosas. Pensar es aburrido, lo divertido es, simplemente… dejarse llevar.
Y, dicho esto, se quitó el vestido, se lo arrojó a Raúl y se tiró de cabeza al agua.
-Está buenísima, no sabes lo que te pierdes.
“Claro que lo sé”, pensó Raúl, “hasta la Luna parece estar disfrutando.”
Y, de pronto, se olvidó del frío, de los problemas y de la hora que era. Se quitó los zapatos, se desabrochó la camisa y, simplemente, se dejó llevar.

2 comentarios:

tortu voladora dijo...

Lucy y sus curiosas situaciones...me encanta el toque de la Luna!
No romperé la magia preguntando...sin límites,ni el del pensamiento.
Me gusta la frase del mes=)un beso peke

Lady_Fenix dijo...

Con tus historias resulta fácil dejarse llevar por la magia de las pequeñas cosas ;)
Un beso.